La pintura popular guatemalteca manifiesta el poder artístico del pintor popular, cuya inspiración traslada y comunica vivencias, tradiciones, costumbres y por supuesto parte de su cosmovisión. La pintura popular indígena trata de transmitir las emociones que el artista percibe de su comunidad, las leyendas, los mitos, las formas tradicionales de organización y de trabajo. Esta clase de pintura se manifiesta en dos formas: la pintura popular religiosa y la pintura popular no religiosa. La pintura popular religiosa es representada en los exvotos, pinturas pequeñas que constituyen ofrendas que se colocan en las paredes de los templos católicos. Los temas no religiosos son aquellos representados por la cotidianidad de las relaciones sociales de las comunidades. En Guatemala los representantes de la pintura popular son los pintores de San Juan Comalapa y Patzicía en Chimaltenango, San Miguel Totonicapán, Santiago Atitlán, San Juan La Laguna y San Pedro La Laguna en Sololá. La pintura popular guatemalteca tanto profana como religiosa permite ocultar retrospectiva mente, en el tiempo y el espacio, la vida diaria de las clases populares. La pintura popular guatemalteca manifiesta el poder artístico del pintor popular, cuya inspiración traslada y comunica vivencias, tradiciones, costumbres y por supuesto parte de su cosmovisión. Según el origen histórico de la Dirección General de Bellas Artes, ésta surge con el nombre de "Departamento de Educación Estética, que funcionó como una dependencia del Ministerio de Educación Pública, que en esa época poseía como objetivo transformar las actividades de esta naturaleza en los establecimientos de nuestro país."
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